Silencios
Por Pablo Mastrantonio.
Luces, sombras. Sueños, verdades ... Caminos, verdes caminos tornasolados. Y la hora, el momento del día. Día de invierno, cálido en la mirada. Serán las cuatro de la tarde de un día feriado. La sombra sobre la piedra, señal del tiempo perdido: ¡Tan paciente la piedra! Tan vacía la espalda, descansada de cargas inútiles, y delante, la felicidad. "¡¿Y si la forma de alcanzarla fuese pedalear mas rápido?!" ¡No creo que ellos lo sepan porque, seguramente, ellos serían felices! Sonrisas, pómulos inflados de satisfacci6n y gracia. ¿Y más atrás? Nada. Un camino de baldosas todas iguales, como son iguales las miradas de las plantas desnudas: de sus ramas envejecidas por el aliento del invierno que las suspende ... Muy atrás, detrás de todo, la cúpula infatigable continua con su barroca empresa, aunque las formas ... , ¡en fin!, las formas tal vez no sean importantes. Particularmente prefiero las risas, las bicicletas que han de llevarse los años de la infancia: años tibios protegidos por la suave luz de la lana para que el coraz6n se vanaglorie de su pureza. Las rejas fuerzan la idea ... Yo no quiero pensarlo, pero ... No, no quiero decirlo ...
Prefiero, aún, el contraste de las luces y las sombras, de sueños y verdades ... Pero ahí está otra vez: otra vez el futuro, otra vez aquel momento. Otra vez lo que será ...
Prefiero, aún, el contraste de las luces y las sombras, de sueños y verdades ... Pero ahí está otra vez: otra vez el futuro, otra vez aquel momento. Otra vez lo que será ...