11.9.07

El gallinero

Por Juan Rojas

La historia que relataré a continuación está situada en la ciudad de Rawson, provincia de Buenos Aires. Un pueblo con 8.000 habitantes; un pueblo donde se siente el olor a campo, a girasol, a trigo, a cerdo, a bosta de caballo y a excremento de gallina.
La gallina, el gallo y los pollitos son los protagonistas de esta historia.
Situémonos un poco más en el escenario de esta fábula. El gallinero está ubicado en la casa de campo de la familia Barrios. La casa es muy vieja, tiene casi 100 años, se encuentra más o menos a unas 15 cuadras de la capillita, del almacén, de la escuela, del destacamento policial (que sólo hay dos oficiales), de la plaza que tiene tres hamacas y un sube y baja viejísimo, pero bueno, sigamos con los protagonistas.
La gallina -la abuela podríamos decir- tiene varios años; el gallo, su yerno, se casó con su hija la menor, y el muy desgraciado se la llevó a vivir a otro lugar, no sabemos donde. Este matrimonio les dejó seis pollitos a la gallina abuela quien se hizo cargo sin problemas.
En el gallinero de la familia Barrios hay ocho gallinas más que no tienen ninguna relación con ésta; y dos gallos nuevitos, pintones, bien parados, malos, nadie los mira, siempre están aislados de todas las gallinas y de los pollitos, dicen que de noche son terribles, así cuentan las malas lenguas.
El pollito preferido de la gallina mayor se llama Titito, es muy responsable, le gusta levantarse temprano, eso sí, lo tiene que despertar la abuela, es cariñoso y se relaciona con todas las gallinas y con sus hermanos, en el gallinero es muy querido.
Tal es así que el dueño del gallinero se encariñó mucho con Titito. A tal punto que decidió regalar los gallos a un cuñado y dejó crecer a Titito hasta que se convirtiera en un gallo con todas las letras así podía dejarlo a cargo del gallinero.
Titito creció y logró ser muy responsable, y para el señor Barrios era vital el canto de este gallo todas las mañanas.
Hasta que una mañana Titito falló. Dicen las malas lenguas que se fue de parranda a un gallinero vecino, le habían comentado que venían unas gallinas nuevas, jovencitas, lindas y un poco vagas, así que cuando todo el gallinero estaba durmiendo, se baño, se cambió y salió muy despacio hacia el otro gallinero.
A la mañana siguiente Titito no se despertó y el señor Barrios perdió la camioneta que llevaba a sus hijos a un acto escolar importante en la ciudad de Chivilcoy. Para que…
La abuela cuenta que este señor entró furioso al gallinero, agarró a Titito de la cresta, lo cargó en la bicicleta y nunca más se supo de este gallo.
-Lo extraño, pero se portó muy mal, espero que algún día vuelva a liderar este gallinero. Relató la abuela.