24.4.07

Viaje

Por Claudia Salomón

Me gusta ir manejando sola por las rutas desiertas sin insectos ni culebras que me obliguen a preparar la comida que me piden mis alumnos cuando llego al cementerio y
salen de sus tumbas los murciélagos que rondan la calesita de la infancia de mis padres ocultos tras las rejas de un reformatorio que no sé ni dónde queda porque perdí el mapa de mi ruta pero ni confundida ni desorientada me voy al lago de los cisnes a consultar el oráculo de los inspectores de tránsito que me piden un certificado existencial que debo haber perdido en mis crisis cronológicas cada vez que cambiaba de década angustiada y preocupada por toda la comida que había ingerido durante el parto de mi concubino después del juicio oral agravado por el vínculo cuando el hipopótamo doméstico devoró a sus cinco crías en medio del huracán Hiroshima frente a las costas de Ciudad Oculta el 6 de abril de 1945 a las diez de la mañana.