Detesto el llanto
Por Mariana Pisani
Me repugnan los niños envueltos.
Su llanto irrita mi piel.
Cuando duermen no soporto su tranquilidad.
Mientras, ellos sueñan con mundos multicolores
yo los acuno con arrullos de tortura,
tejo y destejo aterradores castigos:
rociar su mamadera con venenos letales,
o hundir una daga en el pequeño cofre de sus sentimientos,
incendiar sus abrigadas mantas,
o taladrar sus mentes, lentamente, con mi lenguaje.
Aunque siempre elijo una lenta combinación de
menjunjes mortíferos y palabras aterrantes.
Me repugnan los niños envueltos.
Su llanto irrita mi piel.
Cuando duermen no soporto su tranquilidad.
Mientras, ellos sueñan con mundos multicolores
yo los acuno con arrullos de tortura,
tejo y destejo aterradores castigos:
rociar su mamadera con venenos letales,
o hundir una daga en el pequeño cofre de sus sentimientos,
incendiar sus abrigadas mantas,
o taladrar sus mentes, lentamente, con mi lenguaje.
Aunque siempre elijo una lenta combinación de
menjunjes mortíferos y palabras aterrantes.